Esta publicación es más que nada un reconocimiento a esas personas que me han dado un poco de su amor, tiempo y amistad en la última parada de este viaje llamado vida.
Trabajo en un hospital oncológico que combina terapias convencionales con alternativas, por ende, nuestros pacientes vienen de todos los rincones del mundo a luchar contra algo que no debería existir llamado cáncer.
Tengo 16 meses trabajando ahí y he podido conocer gente de todo tipo y de culturas muy diferentes a la mía.
De todas las que he conocido hay quienes han dejado una huella imborrable en mi vida, como Max Huffman, Paula Terry, Gayle Morrow, por mencionar algunos. No soy doctora, ni enfermera, pero me encanta conocer gente, platicar con ellos, saber de dónde vienen, conocer sus historias. Muchos siguen pero estos 3, ya fallecieron, el maldito cáncer sin importarles si tenían sueños por cumplir, familia que dependiera de ellos, amigos que los quisieran, se los llevo.
Paula Terry durante 15 años estuvo luchando a puño limpio contra el cáncer, y siempre sin importar que tan mal se estuviera sintiendo, nos saludaba con una sonrisa llena de cariño. Decía que éramos su segunda familia, que el hospital era su segunda casa y que era el único hospital en el que lloras cuando te vas. Su esposo Doug siempre dándome consejos sobre fotografía porque él era un aficionado de la fotografía.
Gayle Morrow con Daniela Castanedo
Gayle Morrow una mujer entregada a Dios, con una fe y devoción admirable. Cuando yo entré a trabajar al hospital era solo por un mes, en lo que la persona encargada de ese puesto regresaba. Y ella fue de las primeras pacientes que atendí, al platicarle que solo estaba ahí un mes, me preguntó que si podía orar por mí. Le dije que si, y oró para que yo me quedara en el hospital en ese puesto o en otro, pero que me quedara. Le platiqué que estudiaba fotografía y le regale una de mis fotos, que a mí me gustaba mucho pero a nadie más le había gustado. Cuando se la mostré le fascinó, me emocioné tanto que se la regalé. Cuando regreso para recibir otra ronda de tratamientos, le dio gusto verme y le dije que me habían dado el trabajo porque la persona que estaba cubriendo no había regresado. Me platicó que la foto que le di la había enmarcado y puesto en su cocina (era foto de unos chiles) y que todas las mañanas al tomar su té la veía y oraba por mi. En su última visita al hospital descubrieron que el cáncer ya había invadido su hígado y que tenía que recibir quimio y radiación. Ya no la volví a ver pero un mes antes de morir recibí un correo de ella donde me decía que ya no tenía fuerzas para nada y que le encantaría que me fuera a pasar un tiempo con ella porque necesitaba de mi compañía, mis pláticas y mi energía y vitalidad.
Max Huffman
Max Huffman: un señor alto, 6 pies y cachito. Gordito, con pancita de obispo. Cáncer de esófago. Cabello canoso, blanco de ojos azules. Era muy chistoso ver a tremendo señor pedir que le licuaran sus comidas. Tenía tan inflamado el esófago que solo podía pasar líquidos. Nos hicimos amigos al instante, pasábamos horas platicando todos los días. Un hombre muy generoso, con su tiempo, consejos, cariño, dinero; es de los que vienen a esta vida a dar. En su último día de su primer ronda de tratamientos, fuimos varios pacientes y yo a un restaurante a celebrar que nos habíamos conocido, y una de las cosas que celebramos es que pudo comer pan. Al regresar a su casa empezó a comer sólidos pero tuvo complicaciones, el caso es que en un procedimiento de “rutina” le perforaron el intestino grueso y no se dieron cuenta. Al llegar al hospital con nosotros para recibir su segundo ciclo de tratamientos se empezó a sentir mal, y para cuando encontraron el problema (intestino perforado) ya era muy tarde, ya se le había infectado todo por dentro. Cuando eso pasó yo estaba incapacitada porque tenía un esguince cervical y tenía que usar el collarín. Hablabamos por teléfono todos los días, la última vez que hablé con él me dijo que en noviembre que regresara íbamos a festejar su cumpleaños y que ya iba a estar curada de mi cuello. Pero el sábado 31 de octubre fui al hospital porque mi mamá no se sentía bien. Al verme una de las enfermeras me dijo “Vienes a despedirte de Max?” Cómo les explico lo que sentí en ese momento? Me metí a su cuarto y la escena era tétrica, enfermeras, pacientes, acompañantes de pacientes, personal del hospital y misioneros rodeando su cama, orando y llorando por él. Max estaba amarillo como pollo por la falla hepática, intentando respirar con todas sus fuerzas. Ya solo estaban esperando que dejara de latir su corazón porque ya tenía así unas horas y ya no se podía hacer nada más por el. Lo primero que hice fue agarrar su mano y decirle “Hey Max, it´s me Liberty” (Hey Max, so yo, Libertad). No pude contener las lágrimas le recité el salmo 23. Una compañera de trabajo que canta divino, canto un himno. Me dijeron las enfermeras que ya era cuestión de minutos solamente.
Eran las 10:00am y yo no había desayunado y mucho menos me había tomado la medicina para el dolor de cuello, por las prisas de que mi mamá se sentía mal. Me aseguré de que la estuvieran atendiendo bien y me quedé en el cuarto con Max. A los 10min de estar con él, su color cambió ya no estaba amarillo; su respiración no era tan agitada. De pronto abrió los ojos y me apretó la mano y me dijo “Hey Liberty”, minutos pasaron y me volvió a decir “Hey Liberty, love you”. Así estuvo todo el día, eran las 8:00pm y yo seguía con él, no me dejaba ir, cada que le decía que ya me iba me apretaba la mano y abría los ojos. Si le hablaban los doctores o las enfermeras no respondía, solo cuando yo le hablaba abría los ojos. Y de vez en vez decía mi nombre para asegurarse de que seguía ahí. Me quedé con él hasta las 8:45pm porque mi cuello ya no me permitía quedarme más tiempo. A la hora de que me fui falleció. Ya no pudimos festejar su cumpleaños ni mi cuello. Espero encontrármelo en el cielo y celebrar allá arriba.
Las preguntas que quedan sin responder son: ¿Por qué Gayle quería que estuviera con ella sus últimos días? ¿Por qué Max reaccionó de esa manera cuando lo fui a ver? ¿Por qué solo quería que yo estuviera con él? No tengo ni la más mínima idea. Solo les puedo decir que para mí fue un honor conocerlos. Fue un honor estar con Max en sus últimas horas y hacerle el viaje más ligero.
Y en general doy las gracias a todos los que conocí este año y que lamentablemente ya no están aquí. Gracias por darme un poco de su cariño, por pensar en mí. Por permitirme ser parte de su equipo en esta interminable lucha contra el cáncer. Créanme que se han ganado un lugar en mi corazón de por vida. El solo hecho de conocerlos y vivir estas experiencias con ustedes me han hecho una mejor persona.
Pero sobre todo gracias a Dios por permitirme conocerlos y espero que haya sido de bendición en sus vidas.
Hay 3 canciones que al escucharlas me acuerdo de ellos, de Max sobre todo, que de nuestra amistad puedo escribir muchas cosas pero esas me las guardo.
Josh Groban "To Where You Are"
http://www.youtube.com/watch?v=-uIQp9Dqcrw
Eric Clapton "Tears in Heaven"
http://www.youtube.com/watch?v=AscPOozwYA8
Alberto Cortez "Cuando Un Amigo Se Va"
http://www.youtube.com/watch?v=hjfH2oNsa34
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